Santiago Feliú

Habanero de nacimiento, Santiago Feliú acredita 26 años de visitas y varias largas estancias en Buenos Aires, que a esta altura lo hacen merecedor de la ciudadanía porteña.

"Aquí -escribe por mail desde algún lugar de la ciudad del Platatuve pasión, romances, descubrimientos y otra variedad de buenas locuras. El tango que llevo dentro, lo neuronal, pasional y visceral de mi canción creció entre Buenos Aires y La Habana; el cierto rock de mi canción nació aquí entre amigos entrañables como Fito, León y Baglietto." Y agrega: "De niño me hechizaron El Che y Gardel. Más tarde, Borges, Cortázar, Quino, Les Luthiers y Piazzolla. Luego, Maradona, Charly, Capusotto, el bife de chorizo, el dulce de leche. Es mi karma y siempre quiero volver."

¿Cuáles son los cambios más relevantes que reconocés en vos, a lo largo de estos años? En lo musical, pero también de lo humano.

Más que cambios, he sentido una madurez, tanto artística como política, y tanto en la creación como en el escenario, que se ha ido dando de forma natural. Me he hecho especialista en lo que llamo "canciones de amor desamorado", y luego, aunque menos, hago canción social cuando me toca.

¿Concluyendo tus 40, en qué lugar del mapa musical te ves, en relación con lo nuevo que viene detrás?

Respecto a lo que viene detrás, no he visto nada más nuevo que lo que hicieron los trovadores de los '70 o algunos de mi generación. El arte de hacer lo que llamo canción de arte siempre fue de pocos. Entre muchos que lo intentaron, esos pocos cada vez son menos. Creo que estamos en una etapa de saturación musical. El futuro se ha puesto viejo y el pasado rejuvenece, sencillamente porque lo verdaderamente artístico es atemporal.

Alguna vez, declaraste que sos un "músico auto influenciado" ¿Cuán difícil te resulta, entonces, no repetirte, al componer?

No me resulta difícil. Mi demora entre un disco y otro se debe un poco a eso. Trato de encontrar todo lo que musicalmente pueda resultar nuevo para mi creación. Tratando de ser distinto de mí mismo, sigo siendo más yo. Absorbí influencias musicales de la trova, el rock, el flamenco, la balada, el folk y la música clásica. Estas influencias que filtré me hicieron encontrarme, y ahora realmente siento que me "auto influyo". Pero me gusta sorprenderme, trato de huir de lo que me recuerde a mí.

Por los '80, cantabas "los bueyes con que aramos se deben cambiar".

Y, también: "No me dejo engañar; nuestra cultura se hace menos popular". ¿Sentís que los bueyes fueron cambiados a tiempo? Ahora siento más como decía Silvio: "Arando el porvenir con viejos bueyes". Aquella canción mía intentaba alertar sobre la avalancha de mediocridad y mal gusto que se venía, la misma que creció y que infectó de sobremanera la cultura hispana, incluyendo a Cuba.

Fuente: clarín