Un disco clave: Simetría de Moebius es un disco clave para Catupecu Machu. Se trataba del primer álbum completo después del accidente de Gabriel Ruiz Díaz, y la incertidumbre y expectativas previas no eran menores. El singular y determinante aporte que Gabriel había realizado como bajista, compositor y productor, resultaba imposible de reemplazar. Fernando encabezó la puesta en marcha de una nueva química para extender el espíritu inquieto de la banda, y los resultados difícilmente pudieron ser mejores. Simetría de Moebius es un disco árido, oscuro, singular y lleno de música. Una confirmación de la salud creativa de la banda. El show del Luna funcionó como la puesta en marcha de la gira que lo presentará por buena parte de la Argentina y se extenderá a algunos países de Latinoamérica.
Todo en su lugar: La banda se tomó muy en serio la presentación oficial del disco y el hecho de que se realizara en un contexto como el Luna Park. "Mucha gente estuvo trabajando muchas horas para que todo funcionara así", explicó el propio Fernando Ruiz Díaz. Ese esfuerzo se notó desde el primer momento. En un escenografía esmerada que en los laterales se extendía para acercarse más a la gente, la cuidada puesta de luces y un sonido que sobrellevó con precisión el desafío multicapas de las composiciones de Simetría. . No olvidemos que hace pocas semanas Megadeth quedó atrapado en una telaraña de volumen brutal, acoples y ausencia de definición.
Simetría viva: "Confusión", "Piano y RD", "Anacrusa", "Alter ego... Grito alud", "Juego sagrado", "Cosas de goces", "Víbora vientre", "Nuevo libro", "Simetría de Moebius Barolo y Salvo" y "Batalla" (con una gran zapada, Javier Weintraub en violín y Roberto Petinatto en saxofón). Los Catupecu tocaron todo el disco nuevo de un tirón. Y en el mismo orden. En rigor, dejaron "Abstracto" para cerrar el show y amplificar su resonancia espiritual. La decisión le quitó un poco de electricidad a la primera parte del concierto. Pero también lo dignificó. Seguramente Fernando (voz, guitarras y bajo), Javier Herrlein (batería y percusión), Martín Macabre González (voces, piano, sintetizadores y bajo) y Sebastián Cáceres (bajo y guitarra), sintieron que era un disco para presentar al detalle. Y no les faltó razón. El público lo entendió y disfrutó buena parte de la noche escuchando. Algo cada vez menos frecuente.
Contrabajeando: Gaby es EL bajista de Catupecu Machu y su estilo marcó buena parte de la estética de la banda. Pero -incluso con Gaby- Catupecu se animó a renunciar a ese capital en Cuadros dentro de cuadros (2002). Sin él los juegos pendulares -con resultados artísticos concretos y positivos- siguen. "Simetría de Moebius" posterga las guitarras eléctricas -con apariciones recurrentes de criollas- y estalla en líneas de bajo profundas, movilizantes y enjambres que incluyen hasta tres bajos (Fernando, Cáceres y Macabre). El show del Luna Park permitió confirmar que la versatilidad de la banda le permite reproducirlo en vivo sin fisuras y potenciar la llegada de las canciones.
Dalelirio: Fue su primera canción, su himno iniciático, el tema que los puso en el mapa del rock local y el momento más adrenalínico / extático de cada show. Pero con el tiempo "Dale!" certificó que también es una declaración de principios. No necesariamente estéticos, pero si vitales. Hoy Catupecu suena a kilómetros de ese proto Primus de Villa Luro que ya se las arreglaba para ser. El presente de la banda es más profundo que nunca. Sin embargo, el espíritu de "Dale!" está en cada canción, cada momento, cada actitud para afrontar la vida y sus circunstancias. Eso que la vida no se las ha puesto nada fácil. ¿Hace falta detallar que el Luna alcanzó el éxtasis con cada explosión de "Dale!" y se retorció de principio a fin en una catarsis tribal de esas que muy pocas bandas pueden generar?
Para Cerati y Gaby: Los shows de Catupecu siempre fueron movilizantes y desde el accidente de Gabriel lo son todavía más. No faltó la dedicatoria de Fernando para su hermano al principio de "Dale!", el cariño de la gente en forma de cánticos y otras caricias al corazón. Pero también hubo dedicatorias y deseos de recuperación para Gustavo Cerati. Con la misma "Dale!" y con una versión a capella de "Persiana Americana" que unió a todo el Luna Park en voces, emoción y augurios de buenas noticias.
Memoria y balance: Después de casi dos horas y media de show y sin falsas idas y vueltas, Catupecu cerró el show con la brillante "Abstracto", el atrapante último tema de Simetría de Moebius. Fue el mejor cierre posible. Ya habían pasado el delirio de "Dale!", la intensidad de "Plan B: anhelo de satisfacción", el gancho de "Magia Veneno", la intensidad de "Hechizo", la melodía adhesiva de "A veces vuelvo" y la polenta de "Lo que quiero es que pises sin el suelo". "Abstracto" completó una noche con la música como única protagonista. "Vuelo, viajo hasta no volver, fuego abstracto sin fin ni por qué, sigo un rastro hasta no volver, y en un soplo vuelvo a aparecer", como dice la misma "Abstracto".
www.rollingstone.com.ar
Todo en su lugar: La banda se tomó muy en serio la presentación oficial del disco y el hecho de que se realizara en un contexto como el Luna Park. "Mucha gente estuvo trabajando muchas horas para que todo funcionara así", explicó el propio Fernando Ruiz Díaz. Ese esfuerzo se notó desde el primer momento. En un escenografía esmerada que en los laterales se extendía para acercarse más a la gente, la cuidada puesta de luces y un sonido que sobrellevó con precisión el desafío multicapas de las composiciones de Simetría. . No olvidemos que hace pocas semanas Megadeth quedó atrapado en una telaraña de volumen brutal, acoples y ausencia de definición.
Simetría viva: "Confusión", "Piano y RD", "Anacrusa", "Alter ego... Grito alud", "Juego sagrado", "Cosas de goces", "Víbora vientre", "Nuevo libro", "Simetría de Moebius Barolo y Salvo" y "Batalla" (con una gran zapada, Javier Weintraub en violín y Roberto Petinatto en saxofón). Los Catupecu tocaron todo el disco nuevo de un tirón. Y en el mismo orden. En rigor, dejaron "Abstracto" para cerrar el show y amplificar su resonancia espiritual. La decisión le quitó un poco de electricidad a la primera parte del concierto. Pero también lo dignificó. Seguramente Fernando (voz, guitarras y bajo), Javier Herrlein (batería y percusión), Martín Macabre González (voces, piano, sintetizadores y bajo) y Sebastián Cáceres (bajo y guitarra), sintieron que era un disco para presentar al detalle. Y no les faltó razón. El público lo entendió y disfrutó buena parte de la noche escuchando. Algo cada vez menos frecuente.
Contrabajeando: Gaby es EL bajista de Catupecu Machu y su estilo marcó buena parte de la estética de la banda. Pero -incluso con Gaby- Catupecu se animó a renunciar a ese capital en Cuadros dentro de cuadros (2002). Sin él los juegos pendulares -con resultados artísticos concretos y positivos- siguen. "Simetría de Moebius" posterga las guitarras eléctricas -con apariciones recurrentes de criollas- y estalla en líneas de bajo profundas, movilizantes y enjambres que incluyen hasta tres bajos (Fernando, Cáceres y Macabre). El show del Luna Park permitió confirmar que la versatilidad de la banda le permite reproducirlo en vivo sin fisuras y potenciar la llegada de las canciones.
Dalelirio: Fue su primera canción, su himno iniciático, el tema que los puso en el mapa del rock local y el momento más adrenalínico / extático de cada show. Pero con el tiempo "Dale!" certificó que también es una declaración de principios. No necesariamente estéticos, pero si vitales. Hoy Catupecu suena a kilómetros de ese proto Primus de Villa Luro que ya se las arreglaba para ser. El presente de la banda es más profundo que nunca. Sin embargo, el espíritu de "Dale!" está en cada canción, cada momento, cada actitud para afrontar la vida y sus circunstancias. Eso que la vida no se las ha puesto nada fácil. ¿Hace falta detallar que el Luna alcanzó el éxtasis con cada explosión de "Dale!" y se retorció de principio a fin en una catarsis tribal de esas que muy pocas bandas pueden generar?
Para Cerati y Gaby: Los shows de Catupecu siempre fueron movilizantes y desde el accidente de Gabriel lo son todavía más. No faltó la dedicatoria de Fernando para su hermano al principio de "Dale!", el cariño de la gente en forma de cánticos y otras caricias al corazón. Pero también hubo dedicatorias y deseos de recuperación para Gustavo Cerati. Con la misma "Dale!" y con una versión a capella de "Persiana Americana" que unió a todo el Luna Park en voces, emoción y augurios de buenas noticias.
Memoria y balance: Después de casi dos horas y media de show y sin falsas idas y vueltas, Catupecu cerró el show con la brillante "Abstracto", el atrapante último tema de Simetría de Moebius. Fue el mejor cierre posible. Ya habían pasado el delirio de "Dale!", la intensidad de "Plan B: anhelo de satisfacción", el gancho de "Magia Veneno", la intensidad de "Hechizo", la melodía adhesiva de "A veces vuelvo" y la polenta de "Lo que quiero es que pises sin el suelo". "Abstracto" completó una noche con la música como única protagonista. "Vuelo, viajo hasta no volver, fuego abstracto sin fin ni por qué, sigo un rastro hasta no volver, y en un soplo vuelvo a aparecer", como dice la misma "Abstracto".
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