Lou Reed "noise rock"

Olvídense del viejo Lou Reed entonando Sweet Jane o Take a walk on the wild side e imaginen al cantante de la Velvet Underground mudo ante un teatro de acérrimos y valientes seguidores recordando, 35 años después, su más polémico y chirriante experimento de música-ruido.

Lo ha hecho en Palma por única vez en España y ha causado sensaciones encontradas ante una platea que ha pasado del lleno total a un goteo de asientos vacíos, a medida que algunos despistados y otros decepcionados han ido abandonado el teatro hasta quedar lleno a dos tercios de su capacidad.

Muchos seguidores saltaron de sus asientos cuando, hace unos meses, corrió la noticia de que el neoyorquino actuaba en la capital balear, aunque pocos fueron los que se no se volvieron a sentar al oír que lo que el venerado rockero traía a la isla era un experimento no apto para oídos comunes.

El nombre lo dice todo: A night of deep noise (Una noche de ruido profundo), un álbum editado en 1975 que algunos compradores intentaron devolver por creerlo defectuoso y que ahora Reed ha querido rescatar del olvido.

Aun así, las entradas se agotaron y los verdaderos fanáticos de este músico cercano a la leyenda, conocido por su genio musical y su mal genio personal, no se han querido perder el único directo de Reed en España, a sabiendas de que sobre las tablas no iban a estar sus tradicionales acompañantes, Fernando Sounders y Mike Rathke, sino el saxofonista Ulrich Krieger y el teclista Sarth Calhoun como parte del Metal Machine Trio.

El Teatro Principal ha sido testigo, en el marco del festival Alternatilla, de este concierto para no olvidar (o recordar), con un Reed de 68 años concentrado al máximo durante la casi hora y media de actuación.

Con media hora de retraso, Reed empezó el concierto lanzando un beso al público, tras lo que se enfrascó en sus peculiares sonidos rasgando su guitarra, tecleando su sintetizador y, finalmente, golpeando un gran timbal, en una tenebrosa actuación basada en la improvisación y con momentos de luminosidad musical.

Si bien es cierto que pocas personas pueden jactarse de haber escuchado los 60 minutos del polémico disco original (enervante ruido con algún sonido de fondo), lo que el trío de Reed ha traído al Principal varía sustancialmente y los músicos han dejado caer alguna que otra melodía para dar descanso a los tímpanos, con una remarcable actuación de un saxofonista capaz de sacar a su instrumento sonidos infernales y celestiales.

Pero no todos estaban avisados de los efectos secundarios (ansiedad, angustia y taquicardia) de un concierto noise, y algunos abandonaron el teatro gradualmente.

"Sabía que era música experimental, pero esto es una tomadura de pelo", explicaba un seguidor al salir del teatro en medio del concierto, mientras otro añadía que prefería haber donado el dinero de la entrada "a una ONG".

Quizá la opinión de otra fan reflejaba las sensaciones que ha transmitido al público el experimento de Reed: "Hace tres meses dejé de fumar, pero hoy me han entrado ganas", confesaba. Y es que pocos han podido librarse de la ansiedad y el aturdimiento causado por los rechinantes sonidos del grupo.

Pero no todo eran críticas y los entendidos destacaban la "maravilla" de espectáculo del rockero-experimental: "No somos conscientes de lo que hemos visto", apuntillaba un complacido espectador.

"Veníamos a tocar para ustedes y no estabamos de broma. Espero que hayan disfrutado tanto como nosotros lo hemos hecho tocando", han sido las palabras con las que Reed ha acabado este único e irrepetible concierto en España, que ha dejado sabores para todos los gustos en los paladares de los oyentes.

Fuente:Milenio

Charly García, el mito en su lugar

Unas 5.500 personas vibraron anoche con la leyenda bicolor en el Orfeo Superdomo. El público se deleitó con sus clásicos, incluidos los de Sui Géneris, y también escuchó las canciones de su nuevo disco, "Kill gil".

Charly García atraviesa un momento delicado de su vida personal, aunque ha encontrado la forma de volverlo energizante.

Lleva adelante un complejo proceso de desintoxicación, pero al mismo tiempo motoriza un renacimiento artístico a partir de la interpretación responsable de piezas legendarias de su repertorio. Debe entenderse por “interpretación responsable” el hecho de revisarlas con el respaldo de una banda inspirada, tratando de encontrar la mejor entonación y eludiendo toda posibilidad de autoboicot, acaso el estigma ineludible de sus shows preinternación. En esos términos pudo vérselo anoche en el Orfeo Superdomo, donde se dieron cita unas 5.500 personas con la idea de escuchar esas canciones y la esperanza de ver al ídolo en buena forma.

A concierto dado, puede decirse que ambas demandas fueron satisfechas. Mofletudo a más no poder y aún con andar enclenque, García puso todo de sí para entretener y emocionar, además de equilibrar muy bien las piezas que todos quieren escuchar ( Cerca de la revolución , Demoliendo hoteles , Pasajera en trance , Rezo por vos y Fanky ) con otras menos transitadas en los últimos tiempos. De estas últimas, hay que destacar una de Serú ( Eiti Leda ) y dos de Sui Generis ( Confesiones de invierno y Canción para mi muerte ). De Kill gil , su disco más reciente, ejecutó No importa . Lo acompañó la banda que viene respaldándolo desde hace tiempo: Carlos García López (guitarra), Fabián Quintiero (teclados), Kiuge Hayashida (guitarra), Tonio Silva Peña (batería), Carlos González (bajo) y Rosario Ortega (la hija de Palito reemplazó a Hilda Lizarazu en coros).

El show, que comenzó con Cerca de la revolución a las 21.34, tuvo proyecciones ad hoc , desplazamientos permanentes del piano de cola al micrófono central, buen humor y éxtasis popular.

Otro dato que abona la idea de un Charly responsable: arribó a Córdoba el viernes, con la idea de afrontar una prueba de sonido extensa y chequear el montaje de modo obsesivo.

También tocó: Los dinosaurios , No toquen , Rock & roll yo , Yendo de la cama al living , y una versión de Popotitos que llegó hacia al final.

Ojalá la próxima consista en la presentación de un nuevo disco de canciones inéditas.

Fuente: La Voz del Interior
Rosario, Argentina, 14 de junio de 1928–La Higuera, Bolivia, 9 de octubre de 1967